lunes, 3 de noviembre de 2014

LUIS SANTIAGO DIANTA SILVA

"El cucho" Y LAS INOLVIDABLES TARDES DE FÚTBOL... 

En algunos días más. El día 1° de noviembre el club "Biblioteca" de Quilicura, cumplirá 83 años.
En efecto el 1° de noviembre del año 1931, un grupo de jóvenes quilicuranos fundó este club deportivo que tuvo una gran repercusión social y deportiva en los años posteriores.
La historia nuestra nos indica que  en la década de los años 30, Quilicura, no era más que una calle central que recorría nuestra aldea campesina, desde la Carretera Panamericana hasta la entrada de la calle San Luis.
Nuestra comuna de ayer, era nada más que algunos caseríos en ciertos sectores que aún persisten.
Uno de estos era el barrio de “La estación”, otro eran “Las parcelas”. Estaba el sector de “San Luis”, el Barrio “San Francisco”.
Y por supuesto estaba el sector del “Pueblo”
El pueblo se iniciaba en la plaza; avanzaba por nuestra calle central José Francisco Vergara y terminaba al inicio de la calle San Luis.
Éramos nada más que eso
En la década de los años 30, quilicura tenía algo así como 15 o 20 mil habitantes.
La mayoría de las familias eran campesinos, inquilinos, artesanos y pequeños comerciantes.
En el año 1931, un pequeño grupo de amigos encabezados por Gustavo Ocaranza,  se reúnen como siempre en la antigua esquina de la farmacia del pueblo y allí planean y deciden formar el club deportivo "Biblioteca".
El día primero de noviembre, en el antiguo estadio de Quilicura, por primera vez se presenta en la cancha el club "Biblioteca", luciendo una camiseta de color verde.
Allí estuvieron presentes la familia Dianta, la familia Guajardo, la familia Vásquez que fueron los primeros socios fundadores y que sin saberlo, siguiendo los sueños de Gustavo Ocaranza, daban inicio a la historia de uno de los clubes más conocidos de la zona norte de Santiago.

Las páginas más gloriosas y la época  dorada del fútbol chileno, fue la época de los años sesenta. No por casualidad en Chile, se organiza el campeonato mundial de fútbol del año 1962.
Años gloriosos, inolvidables y nostálgicos.
Quilicura por esos años era una aldea familiar, algo así como un pueblo provinciano de gentes sencillas, muy solidarias y de mucho esfuerzo y sufrimiento.

El fútbol era la única entretención de entonces, una gran pasión en nuestra pequeña comunidad, en un mundo que se estaba abriendo a las grandes transformaciones sociales.
Con unos 30 mil habitantes, Quilicura era un enjambre deportivo y las canchas eran el sitio obligado en las tardes de los domingos.
El fútbol profesional era secundario a la hora de demostrar el fanatismo y el poder de las hinchadas.
Estábamos lejos de la ciudad, a doce kilómetros.
Entonces era una distancia enorme pues no teníamos más comunicación que una vieja "micro", que tardaba casi dos horas en hacer este recorrido.
Los niños y jóvenes de esos años, leían la revista "Estadio" y era el mayor deleite disfrutar con las aventuras de "Barrabases", cada semana.

Durante las tardes de los domingos, mientras se miraban los partidos de fútbol de las tres categorías, se escuchaba el campeonato nacional y los relatos en la radio, de Darío Verdugo y Sergio Silva.

La familia Dianta Silva se había instalado en el sector del pueblo en la calle central en una casona de ladrillos que aún se mantiene en pie junto al templo evangélico.
La familia  gozaba de un gran respeto por parte de todos los dos demás vecinos. Don “cucho” Dianta era un destacado vecino que se dedicaba al transporte de materiales de construcción y junto a sus cuatros hijos, Luis, Rosa, Ester  Juan y su Madre  María, formaban parte de la comunidad Evangélica.

Durante el inicio de la década de los años sesenta, nuestra comuna era una apacible aldea donde todos formábamos parte de una gran familia,  no quedaba espacio ni para la agresividad ni la violencia.
 Todos éramos parte de antiguas familias que habían conformado una comunidad donde el respeto y el buen trato estaban profundamente arraigados en  todos nosotros, en los  adultos y los niños de entonces…
La familia Dianta era de los fundadores de esta comuna.
Las jornadas deportivas del fútbol, despertaban toda la pasión de aquellos años. Los torneos locales provocaban el desborde de todos los aficionados y surgían las figuras de los equipos que eran el comentario obligado del día siguiente.
El fútbol era nuestra única pasión. 
"Biblioteca", año 1963, Luis Dianta agachado, cuarto de izquierda a derecha.
LUIS SANTIAGO DIANTA  SILVA, era unos de los mejores y más destacados jugadores del Biblioteca, era un aguerrido defensa que prontamente hizo respetar su presencia con los archi rivales de entonces “San Luis”, “Cóndor” “Defensor”, “San Francisco” o “Colonia”.
Por esos años el club del “cucho” DIANTA mantenía una supremacía sobre sus rivales, de tal manera que era un orgullo y una aspiración de todos los niños de entonces vestir la camiseta verde del club.
La secretaría estaba ubicada en el centro del pueblo y en sus estanterías había muchísimos trofeos y recuerdos.
Por entonces los partidos más trascendentes se jugaban en el estadio municipal a un costado de la plaza y desde allí salían  las hinchadas gritando la celebración de un campeonato…
Luis Dianta gritó muchas veces el título de campeón.
No es necesario decirlo, aquellas jornadas y aquel ambiente de ese Quilicura, no volverá.
 Sólo forma parte  del pasado y de nuestros recuerdos nostálgicos. 
Esta era una tierra maravillosa. 
Luis Santiago había nacido el día 19 de enero de 1946, tenía 67 años.
Había contraído matrimonio con Elvira en el año 1973 a quien justamente conoció en algún enfrentamiento deportivo con la “Villa Gildemeister” otro de los rivales señeros del equipo verde.
Formaron una familia con sus hijos Gonzalo, Patricio y Marcelo y sus tres adorados nietos.
Luis había continuado  con el oficio de su padre junto a su  hermano,
Un inesperado infarto y un abrupto desenlace termino con su vida en las primeras horas del día 27 de octubre.
Su fallecimiento deja perplejos a sus seres más cercanos. 
Con seguridad que en la intimidad familiar durante  estas horas se han destacado los méritos humanos de “cucho” Dianta, sin duda que su familia ha valorado enormemente el legado que deja Luis a sus hijos nietos y amigos.
Cada ser humano está conformado de  virtudes cualidades y defectos. 
No me corresponde hablar ni evaluar eso a esta hora. 
Yo quiero despedir a este joven que formó parte de nuestra infancia y nuestra juventud, que jugó las "pichangas" interminables en la calle del  barrio y que despertó las pasiones de los socios y simpatizante del club biblioteca.
A mi me corresponde traer al recuerdo una historia que el tiempo ha ido destrozando y de la que ya no hay memorias: 
Hubo una vez un Quilicura,
Hubo una vez un club de fútbol.
Hubo una vez un muchacho llamado Luis que junto a una linda generación llenamos esta comuna de gritos y consignas.
Hubo una vez un pueblo que se desbordó cuando los 11 jugadores de Biblioteca obtuvieron otra estrella más, una tarde de domingo del año 1963.

LUIS SANTIAGO DIANTA SILVA que descanses en la paz.
¡Que alegría que te encuentres con tus padres y con todos los amigos que ya partieron!
Un abrazo a mis padres.
          Grupo de amigos en la antigua cancha de Don Israel. L. Dianta a la derecha









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