"El cucho" Y LAS INOLVIDABLES TARDES DE FÚTBOL...
En algunos días más. El
día 1° de noviembre el club "Biblioteca" de Quilicura, cumplirá 83 años.
En efecto el 1° de
noviembre del año 1931, un grupo de jóvenes quilicuranos fundó este club
deportivo que tuvo una gran repercusión social y deportiva en los años
posteriores.
La historia nuestra nos
indica que en la década de los años 30,
Quilicura, no era más que una calle central que recorría nuestra aldea campesina, desde la Carretera Panamericana hasta la entrada de la calle San Luis.
Nuestra
comuna de ayer, era nada más que algunos caseríos en ciertos sectores que aún
persisten.
Uno
de estos era el barrio de “La estación”, otro eran “Las parcelas”. Estaba el
sector de “San Luis”, el Barrio “San Francisco”.
Y
por supuesto estaba el sector del “Pueblo”
El
pueblo se iniciaba en la plaza; avanzaba por nuestra calle central José
Francisco Vergara y terminaba al inicio de la calle San Luis.
Éramos
nada más que eso
En
la década de los años 30, quilicura tenía algo así como 15 o 20 mil habitantes.
La
mayoría de las familias eran campesinos, inquilinos, artesanos y pequeños
comerciantes.
En
el año 1931, un pequeño grupo de amigos encabezados por Gustavo Ocaranza, se reúnen como siempre en la antigua esquina
de la farmacia del pueblo y allí planean y deciden formar el club deportivo "Biblioteca".
El
día primero de noviembre, en el antiguo estadio de Quilicura, por primera vez
se presenta en la cancha el club "Biblioteca", luciendo una camiseta
de color verde.
Allí
estuvieron presentes la familia Dianta, la familia Guajardo, la familia Vásquez
que fueron los primeros socios fundadores y que sin saberlo, siguiendo los
sueños de Gustavo Ocaranza, daban inicio a la historia de uno de los clubes más
conocidos de la zona norte de Santiago.
Las
páginas más gloriosas y la época dorada del fútbol chileno, fue la
época de los años sesenta. No por casualidad en Chile, se organiza el
campeonato mundial de fútbol del año 1962.
Años gloriosos, inolvidables
y nostálgicos.
Quilicura por esos
años era una aldea familiar, algo así como un pueblo provinciano de gentes
sencillas, muy solidarias y de mucho esfuerzo y sufrimiento.
El fútbol era la
única entretención de entonces, una gran pasión en nuestra pequeña comunidad,
en un mundo que se estaba abriendo a las grandes transformaciones sociales.
Con unos 30 mil
habitantes, Quilicura era un enjambre deportivo y las canchas eran el sitio
obligado en las tardes de los domingos.
El fútbol
profesional era secundario a la hora de demostrar el fanatismo y el poder de
las hinchadas.
Estábamos lejos de
la ciudad, a doce kilómetros.
Entonces era una
distancia enorme pues no teníamos más comunicación que una vieja
"micro", que tardaba casi dos horas en hacer este recorrido.
Los niños y jóvenes
de esos años, leían la revista "Estadio" y era el mayor deleite disfrutar con las aventuras de "Barrabases", cada semana.
Durante las tardes
de los domingos, mientras se miraban los partidos de fútbol de las tres categorías,
se escuchaba el campeonato nacional y los relatos en la radio, de Darío Verdugo
y Sergio Silva.
La familia Dianta
Silva se había instalado en el sector del pueblo en la calle central en una
casona de ladrillos que aún se mantiene en pie junto al templo evangélico.
La familia gozaba de un gran respeto por parte de todos
los dos demás vecinos. Don “cucho” Dianta era un destacado vecino que se
dedicaba al transporte de materiales de construcción y junto a sus cuatros hijos,
Luis, Rosa, Ester Juan y su Madre María, formaban parte de la comunidad
Evangélica.
Durante el inicio
de la década de los años sesenta, nuestra comuna era una apacible aldea donde
todos formábamos parte de una gran familia, no quedaba espacio ni para la agresividad ni
la violencia.
Todos éramos parte de antiguas familias que
habían conformado una comunidad donde el respeto y el buen trato estaban
profundamente arraigados en todos
nosotros, en los adultos y los niños de
entonces…
La familia Dianta
era de los fundadores de esta comuna.
Las jornadas
deportivas del fútbol, despertaban toda la pasión de aquellos años. Los torneos
locales provocaban el desborde de todos los aficionados y surgían las figuras
de los equipos que eran el comentario obligado del día siguiente.
El fútbol era
nuestra única pasión.
LUIS SANTIAGO DIANTA
SILVA, era unos de los mejores y más
destacados jugadores del Biblioteca, era un aguerrido defensa que prontamente
hizo respetar su presencia con los archi rivales de entonces “San Luis”, “Cóndor”
“Defensor”, “San Francisco” o “Colonia”.
![]() |
"Biblioteca", año 1963, Luis Dianta agachado, cuarto de izquierda a derecha. |
Por esos años el
club del “cucho” DIANTA mantenía una supremacía sobre sus rivales, de tal manera
que era un orgullo y una aspiración de todos los niños de entonces vestir la
camiseta verde del club.
La secretaría estaba
ubicada en el centro del pueblo y en sus estanterías había muchísimos trofeos y
recuerdos.
Por entonces los
partidos más trascendentes se jugaban en el estadio municipal a un costado de
la plaza y desde allí salían las
hinchadas gritando la celebración de un campeonato…
Luis Dianta gritó
muchas veces el título de campeón.
No es necesario
decirlo, aquellas jornadas y aquel ambiente de ese Quilicura, no volverá.
Sólo forma parte del pasado y de nuestros recuerdos
nostálgicos.
Esta era una tierra
maravillosa.
Luis Santiago había
nacido el día 19 de enero de 1946, tenía 67 años.
Había contraído
matrimonio con Elvira en el año 1973 a quien justamente conoció en algún enfrentamiento
deportivo con la “Villa Gildemeister” otro de los rivales señeros del equipo
verde.
Formaron una
familia con sus hijos Gonzalo, Patricio y Marcelo y sus tres adorados nietos.
Luis había continuado
con el oficio de su padre junto a
su hermano,
Un inesperado
infarto y un abrupto desenlace termino con su vida en las primeras horas del
día 27 de octubre.
Su fallecimiento
deja perplejos a sus seres más cercanos.
Con seguridad que en
la intimidad familiar durante estas
horas se han destacado los méritos humanos de “cucho” Dianta, sin duda que su
familia ha valorado enormemente el legado que deja Luis a sus hijos nietos y
amigos.
Cada ser humano
está conformado de virtudes cualidades y
defectos.
No me corresponde
hablar ni evaluar eso a esta hora.
Yo quiero despedir
a este joven que formó parte de nuestra infancia y nuestra juventud, que jugó
las "pichangas" interminables en la calle del barrio y que despertó las pasiones de los
socios y simpatizante del club biblioteca.
A mi me corresponde
traer al recuerdo una historia que el tiempo ha ido destrozando y de la que ya
no hay memorias:
Hubo una vez un
Quilicura,
Hubo una vez un
club de fútbol.
Hubo una vez un
muchacho llamado Luis que junto a una linda generación llenamos esta comuna de
gritos y consignas.
Hubo una vez un pueblo
que se desbordó cuando los 11 jugadores de Biblioteca obtuvieron otra estrella
más, una tarde de domingo del año 1963.
LUIS SANTIAGO
DIANTA SILVA que descanses en la paz.
¡Que alegría que te encuentres con tus padres y con todos los amigos que ya partieron!
¡Que alegría que te encuentres con tus padres y con todos los amigos que ya partieron!
Muchas gracias por mi y mi tata cucho y el juan
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