lunes, 16 de abril de 2012

MANUEL JESÚS ARANCIBIA ROJAS

El amor a la Misa, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Quilicura.


Ayer miércoles 11 de abril a la media tarde las bocinas de muchos automóviles sacaron de la quietud a los quilicuranos.
Era una bulliciosa caravana que venía en dirección hacia la Parroquia Nuestra Señora del carmen y acompañaban con sus sonidos el desconsuelo de una familia y los restos mortales de un hombre a quien querían muchísimo.
Este día jueves muchos automóviles llevan en sus vidrios una inscripción que lo sintetiza y explicita todo:
HASTA SIEMPRE QUERIDO COLEGA Y AMIGO MANUEL ARANCIBIA.
Es un homenaje espontáneo que nace del cariño y de la solidaridad. Ha fallecido un hombre querido que tan sólo con su actitud de servicio y su sencillez nos refleja que aún los valores de la amistad y el amor al prójimo están vigentes en medio de nosotros.
El día martes 10 de abril a las 20.30 horas falleció MANUEL JESUS ARANCIBIA ROJAS.
A esa misma hora su familia sus hijos y su viuda estaban en oración justamente en la Misa de esta misma parroquia.
Aquejado por su enfermedad, algo irrefrenable nos dejó a todos perplejos porque le habíamos visto trascendiendo la paz, la alegría y la fe como siempre lo hizo.
Es significativo el caso que Dios le ha concedido vivir una última fiesta de pascua en esta vida para luego trasladarlo a la pascua definitiva donde los santos , las ángeles y los coros celestiales  cantan sin cesar Santo, Santo, santo por toda la eternidad.
Manuel nos dejó en la octava de pascua cuando la Iglesia celebra cada año el triunfo del Señor Resucitado.
Y tantas veces todos le escuchamos precisamente haciéndonos esta anuncio.
El anuncio de la victoria sobre la muerte salía de sus labios con el timbre grave y pausado que él tenía, era su voz reconocida y querida puesto que cada domingo frente al atril nos introducía a la Misa o proclamaba las lecturas en la liturgia dominical.
Era en verdad lo primero en su vida.
Manuel había nacido en santiago el día 22 de abril  del año 1950, por lo que en unos días más cumpliría 62 años.
Su vida estuvo marcada por el trabajo, la actividad pastoral en la Iglesia  y sus actividades deportivas, practicó con gran pasión el ciclismo donde obtuvo muchos y variados reconocimientos.
Participó también como futbolista en la liga de Apoquindo y tuvo un fugaz paso como deportista en esta nuestra comuna
Su  infancia transcurrió en el sector de Las Condes cuando aún ese paisaje era de tinte rural y una vieja choza pequeña le cobijó junto con sus hermanos
Sus Padres fueron Bernardo Arancibia y Olga Rojas.
En aquel pequeño hogar compartió sus alegrías sus sueños y sus juegos con sus hermanos Bernardo, Olga, Enrique y Alfonso.
 Otros tiempos tan lejanos a nuestros recuerdos donde es difícil imaginar hoy al pequeño Manuel llevando la leña que extraía desde las faldas de lo cerros, muy cerca del río que bajaba desde la cordillera..
Su infancia transcurrió pues con los juegos de entonces, de la bolita, la Troya y la ratonera.
Su juventud transcurrió entre el deporte y su trabajo, la tapicería de automóviles, también realizó trabajos de carpintería y ya a los 22 años contrajo matrimonio con Adriana Avendaño con quien compartió su vida laboral y su vida de fe.
Con Adriana apenas se habían conocido el año anterior y decidieron unirse en matrimonio en la víspera del año nuevo compartiendo la dicha del amor en la localidad de San Javier en la provincia de Linares para luego establecerse en Las Condes.
De esta unión nacieron sus hijos con los que conformó el cálido hogar que conocieron sus amigos.
Mariela, Emiliano y Ximena hoy son testigos de la siembra de afecto y hermandad que su padre realizó en estos 19 años que vive en nuestra comuna en el barrio de la calle Ohiggins.
Algo de esto, es lo que expresan sus amigos y compañeros de ruta, algo de esto es lo que viven las calles de Quilicura cuando los vecinos escuchan las manifestaciones de cariño del gremio de taxistas y colectivos de la línea 8022.
Y aunque como suele ocurrir, algunos de sus sueños quedaron frustrados, eso no importa mucho ahora, serán estos sus hijos los que edificaran muchos sueños en el nombre del papá porque han visto de manifiesto en estas horas de soledad, que  el sueño principal ya está construido.
Emprendió muchos caminos, pero sin duda que fue la Iglesia la que cautivó su corazón, el amor a la Misa y a la liturgia lo ponía de manifiesto como testimonio de la fe.
La fe le permitía dejarlo todo.
La fe le permitía abandonarlo todo, del mismo modo como ha dicho Jesús que “el reino de los cielos es semejante a un hombre que se encuentra con una perla preciosa”.
La perla  preciosa y la justificación de su vida estaban acá en la Iglesia católica, y precisamente por eso todos le despedimos en esta fe.
La fe de esta iglesia ha construido y realizado la historia con este querido vecino nuestro a quien de una forma simple le encontrábamos a diario en su taxi colectivo..
Todos le vimos y le escuchamos comentar la vida cotidiana desde su trabajo actual, seguramente esta misma tarde este cortejo sea el mejor homenaje para Manuel Arancibia y conmocionará a la gente de este Quilicura de hoy.    
Por mí parte, sólo expreso como despedida lo que me ha dicho su viuda esta mañana:
“Ojala que la iglesia cuente de nuevo como alguien como él, que era capaz de correr para no llegar tarde a la cita con su Dios”
Mariela, Emiliano, Ximena; vuestro padre se encuentra el diáfana claridad de la luz eterna.
12/04/2012                                                                   

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