viernes, 28 de octubre de 2011

SERGIO ARIAS VALLADARES

               UN ÁNGEL DESCONOCIDO

Cada día para nosotros la vida nos presenta sus desafíos, las dudas y los sueños.
Todos nosotros, en forma diaria abrimos los ojos al amanecer y recordamos que nuestro día será de luchas, será de incertidumbres y de cuestionamientos.
Este mundo en que vivimos, cada día nos acentúa las diferencias, las injusticias y las desigualdades.
Cada día es una contradicción.
En este rincón del mundo que es Chile, es un constante ir y venir de dificultades y de sueños frustrados.
Es la contradicción de la vida.
Una vida limitada por la discriminación, por la pobreza, por las apariencias.
La televisión nos muestra un mundo y la vida es otro.
Hoy te pregunto a ti querido Sergio:
¿Cómo veías tu el mundo y sus afanes?
¿Qué existía en ese universo tuyo donde sólo tú podías penetrar?
¿Cómo eran tus sueños y tus fantasías cuando nosotros íbamos equivocados caminando por la vida?
Hoy yo quisiera escucharte desde la plenitud del tiempo y de la existencia.
Y ¡Como quisiera que me hablaras de lo que soñabas por las noches y que pensamientos venían a ti al despertar cada mañana…!
No había frustraciones para ti.
No había injusticias para ti
No había discriminaciones para ti.
Dios te creó con la pureza de los ángeles y te puso a vivir en medio de nosotros.
Te quitó al nacer la malicia y te colmó de un alma que nosotros no conocíamos.
Siempre me pregunté con quien conversabas en la soledad de tu cuarto y que amigos misteriosos y dulces jugaron contigo cuando de niño te conocí.
Yo he venido a formularte estas preguntas porque los seres como tú, tienen la respuesta que nosotros los capacitados no tenemos..
Me encantaría que me hablaras del camino hacia el cielo. De la esplendorosa luz que te envolvió cunado emprendiste el camino de regreso de donde tú provenías.
Aunque sé muy bien que tu lenguaje, una vez más, como ayer, no lo podría comprender.
Quiero que sepas que acá estamos nosotros y que acá seguiremos esta vez sin ti, porque ya no estás.
Estamos con las mismas dudas y las mismas contradicciones.
¡ Qué merecido tu lugar junto a los serafines..!
¡ Qué música tan sorprendente estarás escuchando..!
¡Qué bueno Monáco, que los ángeles del cielo si saben de tus sueños y de tus fantasías..!
¡Qué bueno y que alegría saber que siempre estuviste tan cerca de Dios!
Marina, sentirás la soledad, pero debes saber que el cielo y la eternidad estarán abiertos para ti. 

septiembre 2011










Integrantes de la familia Valladares

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