LOS SUEÑOS DE NUESTRA INFANCIA
El teléfono sonó y mi hermana me comunica que falleció Patricio Palacios. Luego silencio.
El teléfono sonó y mi hermana me comunica que falleció Patricio Palacios. Luego silencio.
No había nada más que preguntar y nada más que agregar. No era necesario.
Entonces mentalmente inicio en unos segundos el recorrido por nuestra hermosa y simple historia.
El sólo mencionar a la familia Palacios, me lleva inevitablemente a echar un vistazo a la nostalgia, a nuestro amado pueblo de Quilicura sus breves historias y sus anónimos personajes, a sus calles antiguas, a sus parrones, a su débil alumbrado, a la gente sencilla, a los campesinos como mi padre, a los jardineros que amaban las plantas como tu padre, al patio de tierra de cada humilde casa.
Nosotros pertenecemos a otra generación, a otra “cosecha” como decía Patricio.
Somos de la generación de los años 40, de los años 50 de los años sesenta…Somos de aquella gloriosa generación que cambió el mundo y lo cambió para mejor.
Patricio Palacios y muchos de los que estamos acá, somos de aquella generación que caminó largas cuadras y kilómetros para asistir al colegio, éramos felices con tan poco, apenas con una pelota de trapo, con unos zapatos nuevos, con un volantín y un trompo, éramos tan hermanos, como con nuestros propios hermanos, con la simplicidad y la sencillez de los hijos del pueblo…Nuestros padres se conocían y se respetaban, nosotros nos conocíamos…y nos admirábamos.
Fuimos de la época del fútbol glorioso, de la música de Paul Anka, del sonido de los Beatles, de las flores de los hippies, de las charlas con los amigos en la esquina de la calle, de los paseos en bicicleta por las inofensivas calles de Quilicura, de las películas mexicanas en el teatro de la comuna.
Y contigo, querido Patricio, fuimos amigos de las interminables pichangas en la calle, de las risas infantiles y de las fantasías de lo que seríamos cuando grandes…
Por eso, cuando me cuentan que has partido, yo viajo con el recuerdo y te veo en la escuela pública, en el centro de Quilicura, donde cada mañana o cada tarde la viejísima escuela hacía sonar su campana.
Te veo jugando fútbol en el “club Biblioteca”, donde con el frío de las mañanas de los días domingos tú y yo y muchos otros soñábamos con la fama para asemejarnos a Eladio Rojas, a Honorino Landa a Leonel Sánchez a los héroes del mundial del año 1962 a lo que nos traía la radio con sus relatos…
¿Cómo le explicabas a tus nietos queridos que entonces no existía la televisión…?
¿ Cómo le explicaste a tus hijos de lo que demoraba la vieja micro de Quilicura en ir desde el pueblo hasta Santiago..?
¿Cómo podemos hablarles a los niños de hoy, que la maldad no existía y que podíamos transitar sin temor por las calles del pueblo..?
Y en verdad así fue nuestra infancia y nuestra adolescencia…
Una familia grande y solidaria con los vecinos los amigos, los abuelos…Todos unidos por la riqueza de este pueblo de Quilicura que no era otra cosa más que la paz y la tranquilidad…
No dejaré que tu historia simple pasé en vano, no permitiré que tu nombre sea oculto por otros nombres… y serás parte de una larga lista de Quilicuranos de Corazón y de historia que recordarán otras generaciones.
Naciste el día 26 de diciembre del año 1948, apenas 62 años, fuiste el regalo para tu padre Don Manuel y para tu madre la señora Matilde.
Ese día de alegría tus hermanos miraron con curiosidad al nuevo hermanito que se sumaba a la familia de Manuel, Marco, Mercedes, Ramón y María, y en el seno de tu familia de modeló tu personalidad y tu carácter, esa personalidad tan simple y tan equilibrada, tan respetuosa y tan afable.
Por eso, esta mañana cuando miraba a tu familia, me conmovían sus gestos y percibía fácilmente la adoración que sentías por tus nietos. Catalina, Tomás y Renata.
Desde la eternidad y con toda la dicha del cielo les verás crecer y en un abrir y cerrar de ojos serán la familia del mañana que no olvidarán a su abuelo.
Esta mañana observaba a tus hijos Patricio Marco y Miriam y traslucían en ellos, los mismos valores que venían contigo desde tu hogar paterno…la prudencia y la sensibilidad, el respeto y la gratitud.
En cada gesto de todos ellos estás tú querido Patricio.
Te quedas presente y perpetuado en tu familia.
Te quedas en el recuerdo y en el corazón de todos nosotros.
Tu paso por este planeta no ha sido en vano,
Y tampoco fue casualidad que un día nos re encontráramos en la Iglesia católica, hermosos años que vivimos juntos en aquella comunidad y que marcaron para siempre nuestra historia…Allí conocimos las penas y las alegrías, las miserias y la prosperidad, las dudas y la fe…
Y por sobre todas las cosas conocimos el indescriptible amor de Dios que te ha acompañado en tu vida en todos los momentos, y que ha sido la garantía para vivir tu cruel enfermedad en la esperanza…
Desde entonces ha venido tu amor por los salmos…
¡Cómo podría yo permanecer en silencio a la hora de tu partida!
Por eso en estas brevísimas palabras intento expresar lo que significó para nosotros el pueblo de Quilicura, lo simple de la vida nuestra y las hermosas familias que protegieron nuestros juegos de infancia…
Y tú sabes Querida Miriam, que tu esposo atravesó el umbral de la vida como lo hacen los santos: tu familia unida en torno a su lecho en los instantes postreros es el acontecimiento de mayor trascendencia que puedas imaginar. Tus hijos y tú rodeando a Patricio cuando los Ángeles del cielo vienen por él, ha sido un regalo de Dios para todos.
No hay ya nada pendiente, todo está saldado, ha sido un tránsito en la paz y en la intimidad más absoluta.
Por eso lo que me dijo tu hija esta mañana, es de la mayor sabiduría y de la más admirable fe:
“Mi padre estaba muy enfermo, se ha ido y
no hay un lugar donde mi padre pueda estar mejor….”
En el reposo eterno.
PATRICIO ANTONIO PALACIOS LIZAMA
Querido Pato
Conservaré tu historia y
Confío en que le hablarás a Dios de todos nosotros.
Descansa en la Paz.
marzo 2011
marzo 2011
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